miércoles, 23 de julio de 2014

Grecia

Grecia


Periodizacion de la historia de grecia


Cultura minoica o cretense

Creta fue el escenario de la cultura minoica llamada así en honor del legendario rey Minos. Durante el cuarto milenio a.n.e., los pobladores de la isla vivían de la agricultura, producían cerámica y construyeron las primeras ciudades. Pero a finales del tercer milenio se produjo un cambio debido a la llegada de migrantes procedentes de Asia Menor, que pertenecían a una civilización más avanzada y conocían el manejo del bronce.
Éste fue el inicio del minoico medio, que se caracterizó por la construcción de grandes centros de poder y la expansión marítima. Sus barcos de velas y remos, que recorrían sobre todo las costas del Mediterráneo oriental eran su fuerza primordial, de manera que pudieron imponer en otros pueblos el pago de tributo y condiciones de intercambio comercial, por lo que se puede hablar de una talasocracia o imperio marítimo. Cnosos se convirtió en el centro más poderoso de la isla de Creta, aunque también hubo otros importantes, como Festos, Haghia Triada y Mallia.
Los centros de poder minoico eran asentamientos con grandes palacios que poseían una estructura laberíntica.
Los cretenses vivían de la agricultura, el comercio y la artesanía. Cultivaban muchos de los productos más típicos del Mediterráneo (trigo, cebada, higos, peras, uvas, olivo), que completaban con productos ganaderos (bueyes, cerdos, cabras) y pesqueros (pulpo, atún). Creta tenía amplias redes de intercambio comercial vía marítima con otros pueblos. Dentro del palacio, los artesanos fabricaban una extensa variedad de piezas de cerámica de distintos tamaños y para los granos había grandes jarrones que llegaban a medir hasta dos metros con motivos decorativos vegetales y animales, algunos realistas y otros estilizados, así como líneas espirales.
La religión minoica era naturalista. Los cretenses adoraban principalmente a una deidad femenina, la Señora de la Naturaleza; también al Señor de los Animales y, la más representada, era la Señora de las Serpientes, animal que aparecía enroscado en sus brazos. Uno de los cultos más famosos es el del toro, que recuerda a la figura del Minotauro.

Cultura aquea o micénica 

El pueblo aqueo transmitió a los griegos diversos elementos culturales. Procedentes del norte de Europa, los aqueos ocuparon la actual península de los Balcanes hacia el año 2 mil a.n.e. En los siglos siguientes se desplazaron por diversas zonas que después conformaron la Hélade: Macedonia, Tesalia, Beocia, el Ática y el Peloponeso. En el siglo . a.n.e. iniciaron una expansión marítima, cuyo primer objetivo fue la isla de

Creta, conquistada debido a que en aquellos tiempos el poder minoico se encontraba debilitado. Posteriormente, los aqueos continuaron su trayectoria de conquista hacia Chipre, las islas del Mar Egeo y Asia Menor, hasta llegar a la zona de la Tróade, hecho que se conecta con la legendaria guerra de Troya. De esta forma, los aqueos se convirtieron en la nueva talasocracia del Mediterráneo oriental.
Los aqueos estaban organizados en una confederación de reinos (según la tradición eran doce), independientes en cuanto a su gobierno y economía, pero unidos en empresas bélicas y en algunas festividades religiosas. Cada reino estaba encabezado por un rey y la sede del poder se ubicaba en una acrópolis, es decir, en lo alto de una colina había un conjunto arquitectónico rodeado por gruesos muros, cuyo núcleo era un palacio. Las excavaciones arqueológicas han dejado al descubierto restos de palacios aqueos, principalmente en Micenas, Tirinto, Pilos, Atenas,Tebas y, como se señaló arriba, en Cnosos.
El rey aqueo o wanax, como aparece mencionado en algunas tablilla tenía un poder centralizado, similar al del Minos cretense, ejercía funciones administrativas, judiciales, legislativas, ejecutivas, militares y religiosas. Las tablillas registran dos vocablos junto al de wanax: el de lawagetas y el de potnia. El primero se ha identificado como un jefe del ejército y la segunda es una figura femenina a la que se ha atribuido identidad de diosa o de reina.
La sociedad aquea estaba dividida en gens o familias amplias, que al crecer formaban fratrias y éstas a su vez filias, que eran los grupos más amplios. En este conjunto había familias dominantes que conformaban la nobleza gobernante, de manera que la sociedad adquirió una estructura jerarquizada.

Época homérica 

A raíz de la invasión doria, surgieron distintas formas de sociedad en lo que fuera la región dominada por los aqueos. Tales diferencias se dieron en función de las condiciones particulares de cada territorio y el impacto que ahí tuvo la invasión. Hubo zonas que no fueron ocupadas debido a la pobreza de su suelo, como fue el caso de Atenas, pues los invasores buscaban tierras fértiles. Otras, en cambio, fueron conquistadas y los dorios se impusieron sobre la población nativa. Y en la zona de Jonia fue donde se formó la sociedad homérica, cuyo retrato es expuesto principalmente en el poema heroico la Odisea.
La estructura económica de la sociedad homérica giró en torno de pequeñas comunidades cuyo núcleo era el oikos, formado por una familia con una parcela y una casa. Dadas sus dimensiones reducidas, las familias del oikos eran grupos pequeños que vivían con cierta independencia de la gens tradicional, si bien en la sociedad homérica se conservó para otros fines —como el de las guerras— la división de gens, fratrias y filias.
Los poemas homéricos sugieren la importancia que en esta sociedad adquirió el consumo de carne, por lo que se criaba principalmente ganado vacuno y bovino, además de puercos, ovejas y cabras. Entre los productos agrícolas destaca el trigo, la vid, el olivo, higos, peras, castañas, ajos y cebollas, entre otros. Al lado del tradicional aceite de olivo, aumentó el consumo de leche y queso, y se hizo cotidiano beber vino. Las técnicas agrícolas consistían en el uso del arado y el abono.. La mujer en esta sociedad ocupó un papel dependiente económicamente del hombre y, por lo tanto, quedó subordinada a su autoridad. Sin embargo, la figura femenina era respetada dentro de la familia.
Las familias homéricas en los primeros tiempo
s vivían en condiciones similares, pues todos al emigrar habían padecido de peligros comunes e inseguridad. Pero paulatinamente surgieron diferencias en el seno de la sociedad. La guerra era una actividad que confería honor a los triunfadores y los convertía en héroes.
Época arcaica
La mejora de las técnicas de agricultura, la autosuficiencia del oikos, la acumulación de bienes muebles en algunas familias y el trabajo esclavo, produjeron un incremento de la población, por lo que la antigua propiedad familiar resultó insuficiente. se permitió legalmente la enajenación de tierras, con lo que surgió la propiedad privada sobre los bienes inmuebles.
Entre las formas de enajenación de las tierras, cabe mencionar las deudas que los campesinos de escasos recursos contraían en épocas difíciles (guerras, inundaciones, entre otros factores), poniendo como garantía sus tierras La esclavitud por deudas se extendió en los primeros tiempos de la época arcaica.
Se conformó una sociedad de clases. Los aristoi eran los propietarios de las mejores y más extensas tierras. Los georgoi eran los pequeños campesinos. Los thetes eran jornaleros sin tierras. Artesanos (demiurgoi) y comerciantes (con distintas denominaciones de acuerdo con su práctica específica), no tenían tierras pero sí un pequeño capital que les permitía vivir por cuenta propia. Al final de la escala social, los esclavos eran en sí mismos propiedad privada o posesión estatal, dependiendo del lugar.
El comercio y la artesanía adquirieron un carácter privado y los griegos iniciaron un intercambio a nivel internacional. Como queda dicho, en la época arcaica los griegos colonizaron distintos lugares del Mediterráneo y del Mar Negro. La circulación de textiles, cerámica, metales y otros productos requirió de un sistema de pesos y medidas y las monedas griegas comenzaron a circular. El comercio griego se desarrolló vía marítima, por lo que hubo innovaciones en las técnicas de navegación (en esta época apareció el trirreme, embarcación con tres hileras de remeros) y se construyeron puertos. Como resultado de estos cambios surgió en el mundo griego la polis, una nueva forma de Estado que comprendía un pequeño territorio (si se compara con los estados actuales), definido por fronteras naturales, con un núcleo urbano y una zona rural conformada por aldeas. La artesanía y el comercio se concentraron en la parte urbana, en mercados y barrios especializados. De ahí que también muchos cultos se trasladaran a la ciudad y se construyeran templos. Y dado que la población se concentró en las ciudades, éstas fueron el foco de la vida política. El ágora era una plaza con funciones de mercado y con el tiempo se convirtió en centro de reuniones políticas. Cobró importancia la figura del ciudadano, hombre libre perteneciente a la polis con una serie de derechos y obligaciones para con su comunidad y cuya principal obligación era el servicio militar. La
libertad comenzó a concebirse como una condición humana valiosa, pues sólo los que poseían libertad gozaban de derechos y podían tomar decisiones en mayor o menor medida con respecto a su porvenir. Ahora bien, la situación económica también era importante pues solamente el que era propietario podía ser plenamente libre.
En la polis de la época arcaica hubo dos formas principales de gobierno: la aristocracia y la tiranía. La primera se dio como resultado del fortalecimiento de los aristoi, quienes dominaron la política a través de la gerusía, organismo que impartía justicia y legislaba en función de los intereses de ese grupo. La tiranía fue producto de las luchas sociales, pues en el conflicto de intereses por las tierras. El tirano era respetado por
su comunidad y sólo cuando algunos tiranos abusaron del poder, el cargo se desprestigió.

Época clásica 

En el siglo VI a.n.e., los griegos de Jonia quedaron sometidos al imperio persa, como resultado de una expansión que se inició durante el reinado de Ciro el Grande y que abarcó amplias zonas, desde Asia Central hasta la zona sirio-palestina y Egipto. Pero en el año 500 a.n.e. se inició una
insurrección de los jonios, lo que tradicionalmente se ha fijado como el comienzo de la época clásica en Grecia. Durante las guerras contra los persas se utilizaron espías, embajadores y diferentes estrategias militares.
Durante el conflicto con los persas se había establecido una liga panhelénica cuya dirección estuvo a cargo de los espartanos, pero cuando pasó el peligro de invasión a su territorio no les interesó continuar en la guerra. En cambio, los atenienses tenían la intención de desalojar a los persas del Helesponto para imponer sus condiciones comerciales, pues los persas habían dejado el dominio del comercio marítimo de esta zona en
manos de los fenicios.
Mientras tanto, en el interior de Atenas se suscitaron conflictos políticos entre los aristócratas, que daban prioridad a los intereses vinculados con la tierra, y los demócratas, que representaban a los comerciantes y artesanos, los cuales se habían beneficiado con la guerra. En este contexto apareció un nuevo líder, Pericles, quien se enfrentó a la aristocracia y fue elegido sucesivamente como estratega. La asamblea popular o ecclesia se convirtió en el principal órgano de gobierno; ahí se designaban a los magistrados por elección o sorteo, se decidían las leyes y se ejercían funciones judiciales.
En medio de estas circunstancias se produjo una gran confrontación en el mundo griego, que desde la perspectiva del historiador Tucídides era la mayor de cuantas guerras habían existido. La Guerra del Peloponeso (431-404 a.n.e.) enfrentó a Atenas y Esparta a causa de sus rivalidades. La Guerra del Peloponeso fue una lucha por la hegemonía. La guerra se desarrolló primeramente en la Hélade, después se trasladó a Magna Grecia y Sicilia y, por último, se involucraron los pueblos de Jonia, aliados de los atenienses pero descontentos ante su dominio. En la fase final se unieron la liga del Peloponeso y los aliados inconformes de Atenas con los persas, quienes vieron una oportunidad para volver a intervenir en los asuntos griegos y fortalecerse. La guerra concluyó con la derrota de Atenas, que perdió su imperio y en su interior se produjo una crisis económica.

Época helenística

En tanto las póleis se enfrentaban a un desgaste en lo político y económico y los contrastes sociales se intensificaban, en el norte se fortalecía un reino, el de Macedonia.
Los macedonios, pueblo de pastores con fuertes lazos gentilicios y una nobleza dominante, eran considerados un reino atrasado, que apenas había sido aceptado como Estado griego a principios del siglo V a.n.e. Sin embargo, había desarrollado paulatinamente un comercio rentable, con la exportación de maderas, materia prima fundamental para la construcción de barcos, muy demandada durante las guerras por la hegemonía.
A la muerte de Filipo II lo sucedió en el trono su hijo Alejandro (356-323 a.n.e.), que fue respaldado por los oficiales leales a su padre. En su
formación Alejandro recibió distintas influencias: de su padre la forma de conducir un Estado y sus ejércitos, de su madre gran parte de su
carácter, de su tío Leónidas enseñanzas militares y de su maestro, el filósofo Aristóteles, conocimientos de política, geografía, historia y filosofía.
Al ocupar el trono se propuso continuar las conquistas iniciadas por su padre. Primero reafirmó la hegemonía de Macedonia en la Hélade y
después extendió sus dominios. En los siguientes años, Alejandro Magno construyó un imperio por medio de la conquista de amplios territorios: el imperio persa, ya debilitado, Egipto y parte de India. Pero cuando comenzaba los preparativos para una campaña en la península arábiga murió, al parecer víctima de malaria. Su temprana muerte le impidió consolidar el imperio.
Alejandro, uno de los personajes más admirados de la historia, concibió un proyecto de imperio universal con la integración de los pueblos conquistados bajo su mando. Fundó plazas militares que dieron origen a colonias griegas y con el tiempo se convirtieron en centros de
intercambio comercial (se formó una ruta entre el golfo Pérsico y India), para lo cual estableció un sistema monetario unificado. Alejandro gobernó con un poder centralizado e introdujo ceremonias de la monarquía persa, como la postración y, bajo influencias egipcias, se convirtió en un dios vivo al que se le rendía culto.
Las atribuciones que Alejandro adquirió como gobernante no fueron bien recibidas por algunos miembros de la nobleza macedonia que trabajaban dentro del aparato gubernamental, por lo que no faltaron las traiciones. Pero Alejandro las castigó con la muerte.
Con el deceso de Alejandro Magno se iniciaron las disputas por ocupar su lugar. El imperio de Alejandro se dividió en tres grandes reinos que tomaron el nombre de los generales que asumieron el poder en cada lugar: el Antigónida (por Antígono, en Macedonia), el Ptolomeo (en Egipto, gobernado por la dinastía Ptolomea) y el Seléucida (por Seleuco, en Asia occidental). En los siglos III y II a.n.e. perduró una rivalidad entre los grandes reinos que tenían la pretensión de revivir el antiguo imperio de Alejandro y, por lo tanto, de conquistar a sus rivales y a los reinos pequeños (como Rodas, Pérgamo y el del Ponto), mientras estos últimos intentaban mantener su independencia. Pero en el siglo II a.n.e. unos y
otros sucumbieron bajo el poder de Roma.
Si el imperio de Alejandro no permaneció unido, en cambio, en materia cultural, lo griego se abrió a las influencias de los pueblos orientales con los que entró en contacto; en especial, con los egipcios y los persas, incluida en estos últimos su tradición mesopotámica. La cultura helenística fue entonces el sincretismo entre lo griego y lo bárbaro.

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